ECO LABEL
En los últimos años, los consumidores han tomado más conciencia de los productos que adquieren y se han vuelto más exigentes en cuanto a la información que estos les dan. Además de querer conocer de dónde provienen, su interés por la ecología y los productos naturales y orgánicos ha provocado el augmento de éstos y por consiguiente de sus etiquetas de garantía.
Esta tendencia se ha convertido en una estrategia muy jugosa para las marcas, que incluyen los conceptos BIO, ECO Y ORGÁNICO con más frecuencia en algunas secciones de sus productos. Pero no todos son garantía del certificado Eco-Label, algo que está causando cierta confusión en el consumidor ya que los etiquetados provienen de diversas organizaciones, algunas privadas, e incluso hacen alusión a entidades no gubernamentales relacionadas con el cuidado del entorno y la naturalerza.
Debido a esto, poco a poco, los marcos legales que las regulan se están consolidando y creando nuevos y más estrictos protocolos definiendo con precisión lo que es realmente un producto ECO-LABEL. Conceptos como Sostenible, Eco, Natural, Bio y Orgánico se están extendiendo e incluso posicionándose como el mensaje a transmitir de la marca.
Es importante definir que el objetivo de la etiqueta ecológica es promover productos de mercado con un menor impacto medioambiental respecto a otros de su misma categoría. Se identifican mediante el logotipo de una margarita en su embalaje y sus ámbitos de aplicación son los estados miembros de la Unión Europea, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Es una iniciativa voluntaria, pero como hemos comentado anteriormente, su utilización debe acatar unas normas reguladas. Básicamente, los requisitos para poder usarla hacen referencia a su embalaje y sus ingredientes según cada tipo de producto.
Los primeros que empezaron a comercializarse con estos sellos de calidad fueron los alimentos, pero poco a poco se está convirtiendo en una tendencia más habitual en diferentes mercados de consumo como el textil, el cuidado personal, la limpieza, etc. En España, son aún pocas las marcas de limpieza que tienen este sello, pero encontramos KH Lloreda o Sutter Ibérica entre ellas.
En cuanto al mercado de los limpiahogares, los criterios ecológicos y de aptitud al uso pasan por los pasos en su fabricación y utilización, la información al consumidor para un uso respetuoso del medio ambiente y la limitación de substancias nocivas, donde entran las fragancias y los perfumes. Según la normativa, sólo podrá contener fragancias fabricadas según el código de buenas prácticas de la Asociación Internacional de Perfumería. Pese a ser un margen muy amplio, se limita la presencia de algunas materias clasificadas de riesgo muy comunes en los limpiahogares, ya que dañan el medio ambiente. Estos hace que desarrollar determinadas fragancias, sobretodo las cítricas, sea más dificil, ya que el código incluye una indicación específica con el volumen permitido.
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